La  piel de manzana y tomate, tirada habitualmente a la basura o usada en  el mejor caso como abono, puede convertirse en un filtro eficaz para  depurar el agua, según un estudio realizado en Singapur.
El investigador Ramakrishna Mallampati y sus colegas de la  Universidad Nacional de Singapur comprobaron que la piel de manzana y  tomate actúa como una esponja en el agua contaminada y es capaz de  reducir sustancialmente los niveles de tintes, pesticidas y metales  pesados, escribe el diario Straits Times.
Así, la piel de ocho tomates tarda una hora en eliminar del todo los  iones de plomo en un litro de agua. También la piel de manzana, tratada  con óxido de circonio, puede absorber sales de ácidos fosfórico y  arsénico o anión fosfato, de acuerdo con este estudio que se prolongó  por dos años.
La investigación ayudará a facilitar el acceso al agua potable para unos 800 millones de personas a lo largo del planeta. 
 RIA Novosti

 
 
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